Atención,Percepción y memoria

 

La atención, percepción y memoria comparten una característica esencial: operan sobre la base de esquemas (ideas, creencias, prejuicios, etc.) ya existentes en el sujeto al momento de realizarse cada operación particular. Y además están intrínsecamente relacionadas, porque la atención se basa en la selección intencional, la percepción está más determinada por la experiencia que los estímulos externos, y la memoria se potencia siguiendo los esquemas mentales ya existentes. Es decir, la atención es fundamental para percibir y memorizar.

 Los tres conceptos aluden a la elección del ser humano en actos supuestamente tan naturales como estos. La atención es –según Matlin- selectiva, móvil y divisible, y focaliza “su esfuerzo mental sobre estímulos específicos” (61). Estos, a su vez, cobran relevancia en función de intereses y objetivos. Es decir, elecciones del sujeto.

 La percepción, según la teoría constructivista, es –valga la redundancia- construida y no natural. Es cierto que el ojo –o los órganos y sentidos que correspondan a cada estímulo- percibe estímulos externos como formas y colores,  pero necesariamente los pasa por el tamiz de la experiencia, expectativas, supuestos e ideologías, entre muchos otros factores.

Por ello el autor sostiene que “de acuerdo con la teoría constructivista, lo que está en el mundo exterior no es informativo por sí mismo”. Y por ello define a la percepción como “un proceso de interpretación de la información ambiental realizada sobre la base de supuestos generados por experiencias previas en base (sic) a las cuales se interpretan fenómenos de nuestro mundo exterior” (74). 

 Mientras la memoria se apoya sobre esquemas preexistentes al acto puntual en cada sujeto. Por eso son fundamentales cinco condiciones para recordar bien: atención, profundidad del procesamiento, esfuerzo, mayor comprensión del material y especificidad. Todas estas categorías remiten a acciones y procesos por los que pasó el sujeto, y que necesariamente fueron elegidos por él.

 En definitiva, atención, percepción y memoria son procesos centrales –y ligados entre sí por mutuas implicancias- del aprendizaje y el pensamiento. La atención determina en gran parte la percepción, que a su vez alimenta a la memoria, y esta última se potencia con una atención adecuada. El correcto funcionamiento de estas tres funciones potencia las capacidades cognitivas del ser humano.

Las mayores dificultades en la comunicación cotidiana se dan por la diferente comprensión de un problema que tienen distintos interlocutores y –en mayor medida- por influencia de componentes emocionales.

Author: admin
Date: Monday, 9. August 2010 23:52
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